martes, 18 de septiembre de 2012

Historia y aniversario de Software Libre GNU/Linux



El origen del software libre

Una de las mejores historias del software libre . Siendo Richard Stallman, el principal ideólogo del movimiento, resumiremos los hechos e ideas esenciales para comprender el origen y la evolución del software libre hasta nuestros días.
En realidad, los orígenes del software libre son los del propio software: en los años sesenta, cuando los ordenadores eran máquinas enormes y costosas, el software era libre. Era considerado un complemento necesario para que funcionara el ordenador y algo que escribían los programadores de universidades, centros de investigación, oficinas gubernamentales, etc., que compartían entre ellos sin ningún problema y que modificaban tranquilamente. A nadie se le ocurría decir que algo “era suyo”: lo hacían un poco entre todos. En ningún caso se trataba como un producto con valor de mercado, por el que hubiera que pagar, sino información que libremente compartían sus usuarios e intercambiaban unos a otros y que éstos mejoraban de manera acumulativa, beneficiando a todos. La cultura “hacker” de los laboratorios de informática universitarios estadounidenses (Stanford, Berkeley, Carnegie Mellon, MIT, etc.), creada en los 60 y los 70 paralelamente del movimiento contra-cultural californiano, es el caldo de cultivo del software libre.
No fue hasta principio de los años setenta cuando IBM comenzó a “vender” separadamente sus máquinas y sus aplicaciones. Para protegerlas de posibles modificaciones, se comenzó a restringir la distribución del código fuente. De este modo, si los usuarios únicamente disponían del código máquina, las modificaciones eran prácticamente imposibles.
La política de IBM se generalizó a medida que crecía la industria informática. A pesar de ello siguió existiendo el software libre. El caso más destacado es el desarrollo del sistema operativo Unix, que rápidamente se extendió por universidades y centros de investigación. Aunque la relación entre empresas y universidades en el desarrollo de Unix se vio comprometida por pleitos y querellas cuando las empresas se dieron cuenta que había beneficios a ganar. Este episodio, protagonizado por AT&T y la Universidad de Berkeley, dio lugar a la aparición de distintas versiones de Unix, unas libres, otras de pago, y a una fragmentación del mercado y una inseguridad jurídica de la que todo el mundo salió perdiendo.

La popularización de los ordenadores personales en los ochenta acabó cambiando las reglas de juego de la industria informática, especialmente tras la decisión de IBM de construir un ordenador con piezas comunes, que se podían adquirir en cualquier tienda, y encargar el sistema operativo a una pequeña empresa de software llamada Microsoft. IBM rompió el modelo de negocio informático: el elemento clave del sistema ya no fue el hardware, sino el software.
Muchas empresas fabricaban PCs “compatibles” con las especificaciones de IBM (los “clónicos”), pero sólo una poseía los secretos y la propiedad del sistema operativo. Esta decisión, junto a otros factores,
provocó un vuelco en la industria de tales consecuencias que a la larga echó fuera del juego a la propia IBM: todo el mundo podía construir PCs, incluso la industria de países con mano de obra barata, y cayeron los precios permitiendo el acceso al PC a muchas más personas. La decisión de IBM puso el sector en manos de los fabricantes de software y, como se constató más tarde, creó las condiciones para la aparición de un monopolio basado en el sistema operativo del ordenador y en las aplicaciones que mejor se ejecutasen en este entorno.

El año 1984, Richard Stallman, un brillante programador de ordenadores del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT (Instituto de Tecnología de Massachussets) abandonó su trabajo, harto de la política de las empresas de software. Se cuenta que la gota que colmó el vaso fue la negativa de una empresa a proporcionarle acceso al código fuente de un programa que controlaba una impresora. Stallman quería repararlo porque funcionaba mal. En esa época ocurrieron dos hechos, menos anecdóticos, que condujeron a Stallman a la decisión de abandonar el MIT y crear software libre. El sistema operativo que había contribuido a crear con sus colegas se convirtió en trabajo inútil tras la compra de un nuevo ordenador por parte del laboratorio. La nueva máquina usaría un sistema privativo.

Por la misma época, la mayoría de los “hackers” que trabajaban con Stallman abandonaron la universidad para formar una empresa privada. El paraíso “hacker” en el que vivía Stallman se estaba desmoronando ante sus ojos . A principios de 1984, Stallman dejó su trabajo en el MIT a fin de que la institución no interfiriera en sus planes: crear un sistema operativo completo, tipo UNIX. Lo llamó GNU (un acrónimo recursivo, esto es, que se refiere a sí mismo, algo muy del gusto de los programadores de inteligencia artificial, y que significa GNU No es Unix) y fundó la Free Software Foundation (FSF) para reunir los fondos necesarios.

El trabajo sería realizado por voluntarios y el sistema sería libre: se podría compartir, modificar y distribuir libremente las mejoras. Eso si, toda aplicación que se realizara utilizando las herramientas o el código fuente GNU debería otorgar a sus usuarios los mismos derechos. Es decir, Stallman, usando las leyes de copyright, creó una licencia que aseguraba que su trabajo y el de otros muchos voluntarios no podría ser utilizado nunca para “cerrar las puertas” a los usuarios finales, que nadie podría apropiárselo y negar esos mismos derechos a sus usuarios. Ese mismo año, Stallman escribió la licencia GPL (GNU General Public License) para asegurar dichas libertades, The GNU Manifesto (Stallman, 1984a) y Why Software Should Not Have Owners (Stallman, 1984b), ensayos seminales que explicaban Software libre en educación sus puntos de vista sobre el software y su intención de crear un sistema tipo UNIX completamente libre.

A principio de la década de los noventa la FSF tenía desarrolladas casi todas las piezas necesarias para que su sistema operativo fuera utilizable... excepto el kernel (Stallman, 1999). El kernel es el núcleo del sistema operativo de un ordenador. Es la pieza que hace posible la comunicación entre el resto del software y el hardware, una pieza esencial. Pero en esa época ocurren dos hechos que cambiarán radicalmente la historia del software libre. El primero es la popularización de la Internet, anteriormente confinada a las universidades y centros de investigación. Los programadores ya disponen de un medio para comunicarse, coordinarse y colaborar de un modo mucho más rápido, barato y eficiente que mandando cintas de ordenador por correo.

El segundo es la aparición en escena de un joven estudiante finlandés de 21 años llamado Linus Torvalds, que, para aprender cómo funcionaba, había decidido crear un kernel para ordenadores personales por sí mismo. La idea, sorprendentemente cuaja y -con la ayuda de numerosos voluntarios, que se comunicaban por Internet- se desarrolla un kernel, llamado Linux.
De la unión entre las herramientas creadas por el proyecto GNU y Linux, nació el sistema GNU/Linux con licencia GPL. Era rápido, eficiente y, lo que es más importante, se podía modificar y compartir.

La aparición de la Open Source Initiative (OSI) en 1998 marca un punto de inflexión en la historia del software libre. Un grupo de programadores, liderados por Eric Raymond, Bruce Perens, Tim O'Reilly (un editor de libros técnicos), hartos del lenguaje mesiánico y revolucionario de Stallman, que asustaba a los empresarios y a los medios de comunicación, de la confusión entre “libre” y “gratuito” y, sobre todo, de la personalidad de Stallman, decidieron adoptar el término “código abierto” para referirse a lo mismo que Stallman llamaba “software libre”. Raymond diseñó una cuidadosa estrategia de comunicación que triunfó cuando Netscape, una empresa puntera en tecnología web, pero con graves problemas debido a la decisión de Microsoft de regalar preinstalado su navegador web, señaló su ensayo “La catedral y el bazar” como la inspiración de su decisión de liberar el código de Netscape. Raymond y Perens crearon la OSI
para certificar que las licencias del software se ajustaban a la definición de “software de código abierto” elaborada por Perens en base a la licencia del proyecto Debian, una de las más famosas
distribuciones GNU/Linux. A nivel de ideas, la OSI defiende la superioridad técnica, no moral, del
software libre, producto del nuevo modelo de desarrollo creado por Linus Torvalds y la comunidad
Linux y que Raymond había descrito en la metáfora de “La catedral y el bazar”. La “catedral” es
Stallman y el proyecto GNU, incapaz de crear durante una serie de años un kernel utilizable, encerrado en su torre de marfil. El “bazar” es Linux, una comunidad de iguales, gestionada de manera abierta, descentralizada y poco jerárquica, a la que cualquiera puede contribuir con su código, sus propuestas,
informes de errores, escribiendo documentación, localizando software, etc. Numerosas empresas han prestado mucha atención a esta nueva Software libre. Manera de producir software y a los modelos de negocio ligados al código abierto.
Los medios de comunicación encumbraron rápidamente a la nueva generación de “hackers”, bastante menos ideologizados y mucho más mediáticos que los barbudos radicales de la FSF.

Surgieron nuevas empresas dedicadas a comercializar “distribuciones” GNU/Linux y diversos fabricantes de software propietario crearon versiones de sus productos para dicho sistema y varios fabricantes de hardware soportaron Linux en sus ordenadores (sobre todo en servidores) a la vista de cómo crecía su uso, especialmente en servidores. Red Hat, Oracle, IBM, Sun, Intel, Apple y otras muchas empresas trabajan con software de código abierto. Prestan y cobran por servicios, elaboran y venden distribuciones o compaginan en sus productos código abierto y código privativo, revertiendo en la comunidad sus desarrollos sobre el código abierto.
Mientras tanto Raymond “dispara” contra la pieza clave que sustenta el movimiento del software libre, la licencia GPL, afirmando en una entrevista en una de las revistas de Tim O'Reilly que “ya no la
necesitamos más”. En los últimos tiempos, la OSI parece bastante adormecida. Raymond dejó la presidencia y el nuevo ejecutivo duró un mes en el cargo. Mientras tanto, el impacto de la OSI y las ideas de Raymond y sus colegas en los medios de comunicación y en las empresas tecnológicas ha sido enorme.
En la actualidad GNU/Linux es un sistema operativo en franca expansión. Lidera segmentos de mercado como los servidores Internet. Los “expertos” utilizan GNU/Linux por su estabilidad, seguridad, eficacia y eficiencia, escalabilidad, ritmo muy alto de innovaciones y mejoras, soporte de la comunidad de usuarios, cantidad de aplicaciones disponibles, facilidad de integración en cualquier tipo de entorno, coste total de propiedad, etc. Todas estas ventajas son un efecto, sobre todo, del hecho de que los programadores pueden acceder al código, mejorarlo y distribuir los cambios.

En la actualidad GNU/Linux se está extendiendo entre los sistemas de escritorio, esto es, en los ordenadores personales que utilizamos los “usuarios finales” para realizar nuestro trabajo cotidiano: escribir, calcular, navegar por Internet, etc. La mejora constante en la facilidad de uso de los entornos de ventanas (los dos más utilizados son GNOME y KDE), el desarrollo de distribuciones fácilmente instalables e incluso ejecutables desde un CD o DVD y la aparición de la segunda versión de una suite ofimática potente y fácil de usar como OpenOffice.org; ha convencido a muchas personas de que el software libre es una opción técnicamente viable y económicamente ventajosa.

El sector educativo “mira” atentamente el software libre como una alternativa real al software privativo, aunque sin decidirse totalmente. Riina Vuorikari, en un Informe Especial para la European Schoolnet ha destacado el escaso partido que las autoridades educativas nacionales europeas han sacado del potencial del software libre. Las razones, afirma, son diversas. Por una parte, la falta de conocimiento sobre el desarrollo del software libre dificulta su extensión en el sector educativo. Por otra, el hecho de que el debate sobre su potencial esté conducido por activistas y “lobbistas”, que exageran sus ventajas e inconvenientes, ha dejado poco espacio para análisis equilibrados y estudios rigurosos. Incluso algo tan sencillo de evaluar para las autoridades educativas como el “coste total de propiedad” del software libre y del privativo no ha sido estudiado hasta hace muy poco tiempo, para comprobar que el software libre es más barato considerando todos los conceptos: adquisición, antenimiento, instalación, soporte, formación, etc. A pesar de la indiferencia denunciada por Vuorikari en el año 2004, el paso ya lo han dado algunas administraciones educativas. Por ejemplo, en España las autoridades educativas de Extremadura, Andalucía, Valencia, Madrid, Castilla-La Mancha y Galicia han desarrollado sus propias distribuciones, gnuLinEx, Guadalinex, Lliurex, Max, MoLinux y Trisquel, respectivamente, están dotando a todos sus centros educativos de ordenadores con GNU/Linux preinstalado y creando servicios y software libre para cubrir sus necesidades. En países como Brasil o Venezuela ha habido iniciativas legislativas a favor del software libre y muchos más países del mundo han migrado al software libre.